"Trabajo en China" horrialdean topatu dugu sarrera interesgarri hau.
A los chinos les gustan las familias grandes: esto no es un tópico, es una realidad. El origen de esta preferencia por las familias numerosas en realidad es bastante lógico: en una sociedad eminentemente agrícola, no es difícil imaginar la importancia que el número de hijos en una familia tiene para el desarrollo de una economía de subsistencia familiar. Aún no ha habido tiempo suficiente para que la sociedad cambie esta mentalidad, y menos aún si tenemos en cuenta la política de natalidad de Mao, en la que se fomentó la natalidad para que aumentara la mano de obra. Todo esto puede ayudarnos a comprender el patrón familiar predilecto en China, pero no resuelve la cuestión: ¿es cierto que en China se abandona a su suerte a las niñas recién nacidas?
En China existe, desde hace muchos años, una restrictiva ley que prohíbe que en una unidad familiar haya más de un hijo. En zonas rurales la ley permite tener dos, si el primero es niña, y también pueden tener dos hijos los pertenecientes a etnias minoritarias. En la última actualización de la ley, se ha permitido también que en el caso de que la unidad familiar esté compuesta por dos hijos únicos, estos puedan tener hasta dos vástagos, sean del sexo que sean. Y, además, pagando las multas correspondientes (y de cuantía diferente dependiendo de las provincias), se pueden tener más hijos. Por poner un ejemplo conocido, el famoso director de cine Zhang Yimou (La casa de las dagas voladoras, Sorgo rojo, La linterna roja) fue objeto de la crítica popular hace poco cuando se supo que tenía hasta siete hijos, lujo que podía permitirse por la única razón de que tenía suficiente capital para pagar las multas.
Tenemos, pues, una inmensa cantidad de familias que puede tener un solo hijo, y debemos acudir de nuevo a la tradición para entender la preferencia por un sexo u otro. Tradicionalmente, el varón es el que crea familia y, cuando se casa, su esposa pasa a pasar parte de su familia y deja de ser miembro de la otra (repetimos: en la concepción más tradicional de la familia). Al casarse, la mujer tiene además que aportar una dote importante. Si sumamos estos dos factores, en cierto modo es comprensible el razonamiento de que “tener una niña es igual que no tener nada”: al llegar a la edad adulta, dejará de ser considerada miembro de la familia donde nació y, además, sale “más cara” que tener un varón. De ahí que, en contextos más rurales, empobrecidos y agrarios, se haya preferido tradicionalmente tener un varón y que la llegada de una niña a las familias no haya sido precisamente una alegría. El abandono de niñas a su suerte ha sido un método frecuente en estos entornos, para intentar tener un segundo hijo varón que produzca y permanezca dentro de las familias. Tenemos que entender, para valorar justamente este tipo de decisiones, que la ética china y la occidental no valoran la vida con la misma intensidad. De cualquier forma, insistimos en que esta tendencia, vinculada a entornos rurales y de menor nivel educativo, ha ido disminuyendo a medida que la economía ha ido mejorando.
En las ciudades, de hecho, esta visión no sólo ha desaparecido, sino que actualmente muchas familias prefieren tener niñas a niños. ¿Por qué? Pues porque, eliminados los factores anteriormente mencionados, tenemos que las niñas tienen ciertas ventajas dentro de la familia: se considera que son más sosegadas, tranquilas y estudiosas, cuando crecen tienen más posibilidades de elegir una pareja adecuada a su estatus y economía (la población china actual sufre un desequilibrio entre hombres y mujeres, siendo estos primeros más numerosos; esto ha derivado en una dificultad generalizada de estos para encontrar pareja con la que fundar una nueva familia, lo cual es algo que en la sociedad china tiene mucha importancia), y son más atentas y dispuestas para el cuidado de los mayores en su vejez.
En resumen, la visión que nos ha llegado de cómo en China se trata a las niñas recién nacidas hace muchos años que dejó de ser la vigente. Falta aún que, desde los medios de comunicación occidentales, se transmita una visión menos sensacionalista y más real sobre este tema para que este tópico desaparezca.
Fuente de las imágenes: Gzchunfeng
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